Clientela (fragmento de una novela inédita)
La normalità è lo stipendio
Pier Paolo Pasolini
Dice que la llamaron y que subieron a verla. Dice que se vio firmando pero que en realidad, ella no necesitaba otra Biblia («necesitar una Biblia»). Tenía ya una con los cantos dorados (Sagrada Biblia, dice en la cubierta negra de un material que quiere ser cuero, que quiere presentar las arrugas propias de la piel de un animal). Pero la realidad es que nadie la forzó a comprar la Sagrada Biblia de Colecciones del Coleccionista cuyo precio de mercado era 2340 euros. Estaba bendecida por su Santidad el papa Francisco y contenía un prólogo a cargo de Paloma Gómez Borrero, antigua corresponsal de Televisión Española en El Vaticano.
Dice que subieron —tiene lagunas, problemas de memoria—. Que subieron dos personas, dos chicos bien vestidos y le hicieron firmar y después trajeron la Biblia. Ella dijo que se la llevaran, que no la quería. Se vio pagando una letra de 113 euros durante año y medio a la Unión Financiera Asturiana, hasta completar el importe total de la Biblia.
Ahí intervino la hija. A la madre le daba vergüenza contárselo y ella creyó que como la hija maneja internet, como está alfabetizada en la contemporaneidad, lo podría resolver todo. Además, tiene dos amigos abogados, que eso es el máximo tesoro que se puede tener, junto al amigo médico Uno de ellos vio lo que la madre había firmado y le dio la noticia: «A tu madre le va a tocar pagar».
La madre da dinero a Cáritas. Tiene un llavero con la cara de Manuel Fraga que usa a diario. Su lema es no quedar mal ante nadie. Quedar mal es vulgar. Como manchar las sábanas de regla (a los 15 años le dijo a su hija: «manchar las sábanas y la ropa con el periodo es de criadas»).
La Biblia trae un certificado de Bendición. ¿Quién expende esos certificados? Paloma Gómez Borrero, antigua corresponsal de Televisión Española en el Vaticano, lo certifica. ¿Ha leído Paloma de cabo a rabo la Biblia y ha cotejado esta edición con otras para ver si no dice nada teológicamente incorrecto? Cualquier errata transformaría dramáticamente el sentido del texto sagrado. Si figurase por error «Yo soy el canino, la verdad y la vida», las palabras del Evangelio quedarían trastocadas.
O si figurase: «Antes de que cante el gato me habrás negado tres veces». El milagro del gato que canta. Nunca cantó ningún gato, que sepamos. ¿O quizá en arameo “cantar” era sinónimo de maullar?
Baruj Adonai: bendito sea el señor, Dios del universo.
Según el certificado de bendición, el 3 de agosto de 2016, a las 9.30, en la sala Pablo VI del Vaticano, su santidad el Papa Francisco bendijo todos los ejemplares impresos de esta Biblia, que incluye una reproducción del rostro de Cristo según figura en la Sábana Santa.
El Papa Francisco, en su orden del día de esa mañana, tenía como primera actividad tras el desayuno la bendición de la edición limitada de la Sagrada Biblia de la editorial Abantera.
La editorial tiene una página web en la que figuran cuatro relojes con la hora del momento en distintos husos horarios. Las ciudades elegidas son: Madrid, Londres, Nueva York y Tokio. ¿Por qué esas cuatro? Nueva York parece ser la capital del mundo. Londres es la capital del Brexit, Tokio es la de Asia. ¿Y Madrid? ¿Por qué no figura mejor Berlín, capital de Alemania, un país con mayor renta per cápita y una economía más saneada que la española?
Porque los clientes de la Biblia están en su mayoría en Madrid.
La empresa también tiene una filial en Portugal. Los libros que vende son “sagas”. No artúricas ni de la tierra media, sino la Saga de la Duquesa de Alba, o distintos episodios de la Segunda Guerra Mundial.
Los ancianos de la península ibérica siguen interesados en recordar las batallas más importantes de la Segunda Guerra. La sangrienta batalla de Stalingrado, o los modelos de aviones que empleaba la Luftwaffe alemana.
Los ancianos también están interesados en la serie Millonarios del planeta: 7 tomos que incluyen gafas 3-D, de las más básicas: de cartón con un acetato azul para un ojo y bermellón para otro.
Lufthous, así, sin la “e” final que lleva la palabra casa en inglés, se llama la empresa que comercializa la Biblia. Luft quiere decir volar en alemán (de ahí Lufthansa), así que el nombre significa algo así como “Casa voladora”. La empresa solo existe en España, así que fue una mente española la que ideó ese nombre comercial. ¿Quién? ¿Cuándo? ¿En qué momento? ¿O fue un equipo de gente en una reunión?
La web de Lufthous ofrece productos de lo que conocemos como Teletienda. Teletienda es sinónimo de infracalidad. Es sinónimo de gente con el pelo teñido de amarillo o blanco. Entrar en la Teletienda es entrar en otra dimensión.
El mundo de la hija no es compatible con la Teletienda.
La gran pregunta que surge formularse es si alguien caerá en esa trampa. Andrés y Víctor trabajan allí. Son amables, correctos. Le cambiaron la Biblia a la madre porque les daba pena. A cambio, usted puede escoger lo que quiera por el mismo importe, le dijeron a la hija. Y eso hizo ella, pero eso es otra historia.