el principio

Giuliana Kiersz

el principio, recortes de un texto en proceso

 

nos preguntamos todo
de vuelta
una vez más
vemos crecer nuestras dudas
a través de los años
extraño
las certezas
de la juventud
el privilegio
de saberme
de resistir
ahora
sólo queda
la permanencia de los días
no sentirme
tan inútil
tan estúpida
tan desesperada
aprender a reírme
a pronunciar palabras
de nuevo
el mundo que cambió
y me dejó
a este medio hacer
sin palabras
y sin cielo
hasta que dejé las batallas
me volví contra mí
no me di respiro
no me di pausa.

este es el principio
algún principio
el principio que vimos crecer
y después se volvió irremediable
el principio de lo que pasó después
de lo que nos pasó
de lo que dejamos
que pasara.

aprendimos a esperar
callar
dejar correr la sangre
en el barro
no gritar
sonreír
ser amables
decir palabras
que dé gusto escuchar
aprendimos
el gris del cielo
perder amigos
perdernos
no querer
encontrarnos
no querer
saber
dónde
por qué
olvidar
reírnos de la nada
porque sí
escuchar los cisnes
sorprendernos con las garzas
tocar el agua
sentir el deshielo
calmarnos
sin palabras
en algún horizonte
ver cómo se mueve
no desesperar
aprendimos
la ausencia del sol
desconfiar de los niños
vivir como pájaros
y sorprendernos
con cada
amanecer.

nos hicimos amigos de los árboles
del miedo
del vértigo
de la ansiedad
nos hicimos amigos de las semillas
que crecen entre las raíces
los días
en los que queremos morir
los días
en los que queremos hundirnos
en el agua y dejar
que los patos
se acerquen.

también
nos hicimos amigos
de los árboles
que crecen
de las semillas
olvidadas.

esos quince centímetros
de tierra
que necesitamos
para vivir.

no pensamos en el futuro
en los días que vienen
en mí
sobre todo
no pensamos en mí
nos hablamos
pero las palabras
no tienen un efecto
en el cuerpo
nada hacen
para detenerlo.

decisiones
que tomamos
por amor
sin conciencia
desde la ternura.

les ponemos nombres a los patos
imaginamos
dónde están
qué hacen.

no intentamos
salvar
las fronteras
que perdimos.

las avispas crecieron
y llegan cuando desayunamos
el invierno
dejó los nidos intactos
miles entran
en la ciudad
se amontonan
en los árboles de tilo
que vibran
abajo
las cabezas
de las abejas
que cayeron.

los vecinos
sacuden las alfombras
por los balcones
nos saludan
desde las puertas.

tiramos las flores
que no tuvieron fuerza
para volver a nacer.

no recordamos
si fuimos felices
si caminamos al sol
si hicimos de nuestra casa
un lugar para estar.

nos acercamos a ver
quiénes les cedieron su cuerpo
al agua.

estamos
del otro lado
de una ciudad destruida
vuelta hacer.

elegimos
no renunciar al deseo
que llevamos.

vuelco
mis tristezas
en este pedazo de tierra
un pozo
con las manos
entre las hojas
las dejo
de noche
el parque
me habla
me cuenta
de los ciervos
que llegan
y los cuervos
que cuidan sus nidos
me pide que vuelva
a buscar
lo que es mío.

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