Construí el mar en el que habito

Diana Torres

 

 

Primeras impresiones

II.

La lluvia

llena la mano.

Piedra estática.

 

 

III.

La piel con salpullido no es natural en los cuerpos que se acoplan.

Encendí un ventilador para aliviar la comezón,

lloraba.

No crecí, pero caminé bajo olas de calor.

El aire que pasaba por el ventilador se deformaba,

sufría algún corte o quiebre,

como mi piel,

intentando crear grietas que aliviaran la presión.

Las aspas giraban rápido, el aire,

convertido en viento,

provocaba falsos surcos.

Me ahogaba.

Soy mi perro apoyado en la ventana del auto.

Me asfixio por la velocidad con la que el aire me golpea.

Qué dulce y sabio era mi perro,

trataba de respirar sacando la lengua y abriendo su boca.

 

Yo la cerraba.

 

 

VII.

Sobre la piel

la gota que baila,

en su búsqueda,

se seca.

 

 

XI.

¿Por qué asumo que vivo en una isla?

No es una

Sino varias.

Me arrodillo para descansar, las rocas cortan mi piel.

 

 

XIII.

Tengo una ciudad en mi cabeza

Y canto a gritos, no sé donde he estado por tanto tiempo,

no puedo ver nada en el futuro.

No hay certezas, ni sueños, solo ganas de dar pasos cortos, en punta.

 

Esta mañana es bella, este día quiero bailar y traerte aquí.

Que no hayan palabras sin decir, ni lugares en los que no habitemos.

Que una banda de trombones toque mientras caminamos en el único camino hacia el mar.

 

Tengo una ciudad en mi cabeza, pero vivo en un pueblo y tú cruzando el océano.

Todo está bien,

todo gira mientras yo bailo en el centro.

Grito que todo está bien,

bailo sobre mis puntas, sin niños alrededor.

 

 

Segundas impresiones

 

I.

No puedo entrometerme.

En mi casa,

decido observar.

 

 

VII. 

Caminar, caminar por horas,

sudar el miedo, sudar sobre la mina de sal.

 

Caminar para entender, caminar para secarse,

descascararse y percibir que la búsqueda está equivocada.

Caminar debajo del sol que se esconde entre las nubes,

para prender las lámparas y dejar salir a las luciérnagas.

 

Caminar para cansarse y descansar.

 

 

Terceras impresiones

 

IV.

A la distancia,

el eco

persiste.

 

 

VI.

No hay papel ni miedo.

Tampoco hay un librero, pero sí un armario.

 

Hay una pequeña mesa para dos.

Vivo sola.

El tambor que compite con el tiempo

se esconde detrás de capas de hielo dentro del refrigerador.

 

Cada cierto tiempo lo desconecto y espero que el hielo se derrita,

La comida se daña.

El sonido no cesa, no encuentro nada,

me engaña.

No tengo que comer.

Cuento los pasos antes de regresar.

 

 

IX.

Observo.

Las grietas del techo son las ventanas del piso.

-Aquello- nos permite entrar en la presencia de lo inalcanzable.

 

Veo el reflejo de las nubes sobre la ventana.

Son más bellas así.

Camino en tres metros cuadrados.

Una y otra vez.

 

Descanso, respiro, trago, escucho.

Es indiferente, comer una manzana o tomar agua

duelen hasta las lágrimas.

Me miran, sonrío tratando de respirar.

Nadie nota lo difícil que me resulta inflar el pecho sobre sus límites.

El aire no oxida la manzana que comí.

 

He salado la comida con el sudor constante de las manos. Sigo comiendo.

 

 

XIII.

En este pueblo algunas casas tienen ventanas con rejas

no para impedir que nadie entre sino para evitar que alguien salga.

Para atenuar la luz y conservar la sombra interna.

Algunas casas tienen puertas sin cerradura y otros cerrojos como frutos.

 

Está casa solo tiene una puerta con cerrojo y una ventana sin vidrio.

No tiene sombra.

Si llueve todo se moja y se seca con el viento.

Esta casa tiene un árbol de mandarina.

Una pepa cruzó la ventana sin vidrio.

 

Está casa solo tiene una puerta con cerrojo, una ventana sin vidrio y un árbol de mandarina.

Mañana esta casa no tendrá techo,

el árbol necesita crecer.

 

 

 

Cáscara vacía

 

 

 

Mecanismo de supervivencia

Si pudiese ver la totalidad dentro de una lágrima o elegir ser cáscara vacía.

Cáscara que flota cuando llueve.

Podría ser una vainita,

pellejo que naufraga.

Si soy carente, al menos evitaré el hundimiento.

Ser nuez y no cordero.

 

 

Rompecabezas al lado izquierdo

Un rompecabezas en la pared,

para observarlo hay que apreciarlo con la luz apagada.

 

Un nuevo cuadro.

De los que recuerdan a la infancia, a la nostalgia, a la muerte.

De los que se ven bien a través del cristal y en garganta de cualquier ahogado.

De los que combinan con las piedras y el silencio.

De los que, penosamente, lastiman la retina e invitan a la palabra

 

El acompañante perfecto en días de abrazos amargos.

Abrazos deseados, pero no queridos.

De esos abrazos que se esconden en los pliegues velludos de la nariz.

 

Se encontrará frente a la cama.

Tendré que caminar por debajo y por el frente hasta que un temblor lo derrumbe.

¿Cuándo se fraccionará el rompecabezas?

 

Es agradable a la vista,

si se come una naranja y se sostiene la respiración.

Si no se deja escapar el aliento.

Aliento que permite que el tiempo corra,

Contenido, no existe nostalgia, infancia, muerte.

Solo el rompecabezas y uñas estáticas.

Todo queda reprimido en el mapa que irriga su unidad.

Rompecabezas de pequeñas comisuras que abrazan.

El silencio se instaura en el pecho.

 

 

Intenciones

Siempre quiero dibujar árboles,

aunque no me detengo o no encuentro papel o no decido si usar acuarela o lápiz.

 

Siempre quiero dibujar árboles,

me recuesto en la cama a mirar noticias de gente que no conozco.

Pienso en los árboles, la forma de sus hojas, su color, su aroma.

 

Quiero dibujarlos,

me distraigo.

Siempre se me escapan.

 

 

Sábado por la mañana

He encendido una vela.

Su luz no ilumina.

Me agrada.

 

El día se ha nublado.

He apagado la vela

antes de que la lluvia llegue.

 

 

¿Dónde cae?

Una mano aprieta mi lóbulo

Parpadeo, agitación, angustia.

Observo el engaño.

Mi oreja de porcelana se rompe.

El cuerpo se paraliza.

Miedo a la pérdida.

Zozobro sobre hojas secas.

No veo, no escucho.

Me cubre mi espalda.

Me echo a la búsqueda de lo minúsculo

Pierdo un arete.

 

 

Trazo

Silencio normal: entre dos pensamientos.

Este cuerpo nunca estará a salvo en casa.

Habré de escribir fuera de él.

Top